
Por Hernán Mena
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Sí, ya sé, perdieron 33-10, entonces ¿de qué estoy hablando? Pues cuando cambié el canal lo primero que vi fue a Bryce Young aplastado por Micah Parsons y pensé que iba a ser peor. Los Vaqueros sólo tuvieron 6 capturas de mariscal lo cual, dado el estado de la línea ofensiva de Carolina, es un buen número.
En general, todos esperábamos una masacre y Frank Reich apostó por un juego conservador, carreritas y pases cortos, mantener a la ofensiva de Dallas en su banca el mayor tiempo posible. Los corredores de las Panteras pasaron las 100 yardas totales combinadas, no es gran cosa, pero es mejora. La Defensiva, como siempre, aguantó lo que pudo hasta donde pudo, pero no fue su mejor día ya que con un par de castigos por conducta anti deportiva mantuvieron vivos dos ataques de Dallas. Con todo y eso hubo un momento en que iban 17-10 y las Panteras mejorando y se pudo sentir la emoción de los aficionados. Hasta yo cambie el canal y deje de ver el Cleveland-Pittsburgh.
Luego, como dijo Emmanuel, todo se derrumbó, en la siguiente serie los Vaqueros avanzaron 75 yardas para anotar y en el turno de las Panteras DaRon Bland interceptó a Young y se fue hasta la zona de anotación, siendo esta la cuarta vez en el año que intercepta para “pick six” empatando un record de la NFL. De allí, todo fue caminar para los Vaqueros y controlar el reloj con una cómoda ventaja.
Al final del día estamos hablando de una de las mejores defensivas de la liga haciendo las jugadas que un equipo de este calibre hace contra un equipo como el de Carolina, nada fuera de lo común. Los locales salieron a no hacer el “oso” y a mi parecer, no lo hicieron, el juego conservador permitió ver algunas cosas buenas y, repito, pudo ser mucho peor. Ahora, las Panteras viajan a Tennessee el próximo domingo, donde podremos ver que aprendieron del juego de hoy. Podemos hablar de la actuación de Young como decepcionante y sí, en parte lo fue, pero crecer cuesta y al menos hoy vimos algo de crecimiento y al final, no les fue tan mal como en Chicago pese a que el marcador, a simple vista, diga lo contrario.