
Hace algunos años se les puso a las Panteras el apodo de “Cardiac Cats” por su forma de ganar los partidos en los últimos minutos. Ahora también tienen a sus aficionados al borde del ataque cardiaco, pero porque pierden en los últimos minutos.
Hubo una regresión en los de Carolina comparado con el partido del domingo pasado, muchos errores, pases ‘botados’, jugadas mal ejecutadas y huecos defensivos, dos goles de campo fallados y aún así, con todo y todo gracias a una serie excelente de último minuto culminada en una anotación de Adam Thielen, al que a mi gusto le robaron otra los árbitros al terminar la primera mitad, mandaron a los Bucaneros a tiempo extra.
Al final del día los de casa pudieron haber ganado el partido, pero el hubiera no existe y un balón suelto en la 30 del enemigo permitió a Tampa llevarse la victoria 26-23. Esa es la diferencia entre los equipos malos y los buenos, unos cometen demasiados errores y otros encuentran la manera de sacarles ventaja.
Pese a una segunda derrota con las botas puestas que rompe el corazón de los aficionados el equipo sigue mostrando mejoras. Lo malo es que hoy se cometieron errores de los que se debieron haber corregido desde el principio de temporada, aunados a una extraña mala noche del pateador Piñeiro.
No todo fue tristeza, hubo al menos un momento de alegría luego que, después de un golpazo a la diva Mayfield que lo mandó a llorar a la banca como la nenita que es, salió de vuelta dizque muy valiente en la siguiente jugada, todavía visiblemente tocado, a lanzar un pase casi a las manos de Xavier Woods para una intercepción fácil. Hay gente que no aprende a ser humilde… que le vamos a hacer.
En cuanto a las Panteras, ahora viajan a Filadelfia donde todos sabemos que va a pasar y no es algo bueno.
Por Hernán Mena
hernanmena@lagambetasportscarolinas.com