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Y terminó con la predicción de la mayoría de los expertos y algunos, como yo, que no lo son. Ganó el mejor equipo en seis juegos. Le llegaron las doce a una cenicienta derrotada anémicamente. La temporada terminó con un foul del jugador más caro del equipo rival. Los grandes no se achican y luego de que por fin los Phillies rompieron el cero en la sexta entrada tras ser dominados la mitad del partido por las curvas de Framber Valdez no les duró mucho el gusto porque en la parte baja del mismo episodio Zach Wheeler empezó a mostrar cansancio y dejo dos hombres en base para que Yordan Alvarez le diera la bienvenida al relevista Alvarado con un cuadrangular larguísimo que terminó en la parte alta del fondo del estadio de los Astros (al que no me pagan por decir su nombre). Luego entró todo el equipo de relevistas de Houston que estaban doblemente descansados luego de la lluvia del lunes y de dejar ir sin tanto cuento el juego del martes. La estrategia le funcionó a Dusty Baker que por fin consiguió levantar el trofeo como manager, probando que la tercera es la vencida.
Los de Filadelfia no se pueden quejar, llegaron a un lugar donde ni el fanático más empedernido podía esperar verlos. Ahora les queda seguir a sus Águilas que ya tienen asegurado su pase a los playoffs en la NFL, pero todavía queda mucho por ver.
En cuanto a los Astros, luego de ser descubiertos robando señales con tecnología en el 2017 y que todo mundo dijera que su título no es válido por tramposos. Luego de perder el campeonato contra los Bravos el año pasado. Han demostrado que son un equipo de calidad que siempre compite y han sido oficialmente perdonados por los dioses del beis. Lo he dicho antes y lo digo una vez más, así como estoy de acuerdo que el título del 2017 se les debe de quitar, y ya no pasó, también creo que tenían suficiente calidad para ganarlo sin trampa y el rival de aquel entonces, los Dodgers, tiene fama de “ahogarse” en momentos difíciles, como lo hizo este año. Así que lo hecho, hecho está. Felicidades a los Astros de Houston y a toda su fanaticada, que es grande. Celebren ahora, porque aquí no vuelven a estar el año que viene.