
Así es. La semana pasada hablaba sobre la dependencia en demasía de LaMelo Ball en el equipo y nomás lo dije y se volvió a lesionar el tobillo, como cada año, muy temprano en la temporada. Caen contra los Timberwolves, se recuperan con una victoria sobre Utah pero Miles Bridges tiene problemas en la espalda y no está al 100%, por si fuera poco se lesiona Brandon Miller y no pueden contener ni a los Pelicanos, el peor equipo del Oeste, el cual les saca un partido a base de sangre y esfuerzo para obtener su primera victoria de la temporada.
Luego van a Miami en un juego que también es de grupo para la Copa NBA y simplemente son aplastados. El entrenador Lee aplaude “el esfuerzo de los jóvenes en un equipo corto, ya que pudimos alcanzar en el marcador dos veces”, pero eso no sirve de mucho consuelo. Y el equipo corto está pues hasta de la banca Josh Green y Grant Williams están fuera por un rato recuperándose de cirugías.
Con todo y todo los novatos y Bridges adolorido se estaban dandó al tú por tú contra los Lakers hasta que en el tercer cuarto los visitantes decidieron voltearles la tortilla y lanzarse en un ataque violento, acomodarse con ventaja de 15 puntos y luego controlar el partido. Así amanecimos el martes pasado con un record de 7 derrotas por sólo 3 victorias.
Vienen 2 partidos seguidos contra Giannis y sus Bucks, uno en Charlotte el miércoles y otro en Milwaukee el viernes para luego regresar corriendo el sábado al Spectrum Center para enfrentar al actual campeón Oklahoma City.
Y es cierto, los novatos están peleando, Kon Knueppel ha sido una revelación y por poco y se apunta un triple doble contra Los Angeles, le faltó apenas una asistencia. Ryan Kalkbrenner es un poste confiable, pero está todavía muy verde y sufriendo aprendizaje violento. Bridges ha tratado de ser el héroe, pero solos no pueden contra el mejor talento en los equipos contrarios. Por si fuera poco, parece que la lesión de Ball lo tendrá fuera al menos por los dos próximos juegos así que el panorama en Charlotte no es el ideal.
Pero en el deporte, a veces, hay sorpresas.
Por Hernán Mena
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