Estoy de visita en la blanca Mérida, ciudad netamente beisbolera de la cual soy oriundo. Ocupado en asuntos personales pero perseguido con el fantasma de mi abuelo quien fuera Yankee de hueso colorado, dolido por la muerte del gran Fernando Valenzuela y acompañado por mi tía, también fanática de los Bombarderos del Bronx, salí del estopor cuando ella celebraba el jonrón de Giancarlo Stanton que le daba ventaja, parcial y solo por unos innings, a los visitantes en el juego número uno y pensé ‘mare, tengo que escribir algo sobre la Serie Mundial o Hugo se va a poner triste’.

Pero como les digo, ocupado en otras cosas si pude ver el resto del primer partidazo de la Serie, que se fue a extra innings, y todo el segundo juego donde los Dodgers dominaron. El bat de Aaron Judge está sin pólvora. Othani, pese a dislocarse el hombro en el segundo partido esta disponible hoy por la noche cuando los Yankees, con la ventaja de su estadio, traten de remontar el peso de dos derrotas sufridas en los Angeles.

Ya saben que pienso de los Yankees, una derrota para ellos es victoria para el resto del mundo beisbolero, y la ventaja de los Dodgers, combinada con el talento a mano, desde lo lejos, se ve lapidaría, pero no los doy por muertos, Judge puede despertar en cualquier momento. El picheo de relevo puede ajustarse, los dioses del beis pueden cambiar de bando en cuanto a que equipo tiene el bateo oportuno si los vientos soplan desde el Este, en fin, muchas cosas. Agarren su six pack y siéntense hoy por la noche a ver que bonito es lo bonito.

Por Hernán Mena
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