
Por Hernán Mena
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El pasado lunes los Lakers dieron todo en un intento de supervivencia que resultó fallido luego de que el tiro de último segundo de LeBron James no entró. Derrota 111-113, los Nuggets de Denver a la final por primera vez en su historia y tanto los Lakers, como LeBron, hicieron más de lo que se esperaba de ellos y pese a que se desfondaron en la Final de Conferencia y fueron barridos, se van a casa, a mi parecer, con dignidad.
De los Nuggets y el sensacional Nicola Jokic hablaré en otra ocasión, hoy toca hablar de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos en la NBA que ayer, sin ser muy claro, dijo que pensaría mucho sobre su futuro en este tiempo libre. Dicho esto todos los comentaristas de deportes han dado su opinión sobre si debiera o no, o su predicción en cuanto a su retiro.
No voy a ir tan lejos como para predecir, el dinero, el estrellato, la familiaridad, en fin, hay muchas cosas que impiden a algunos atletas llegar al retiro cuando deben, que, en el caso de LeBron James, es ahora, con los brazos en alto. El riesgo de mantenerse jugando es hacer el ridículo (lease Michael Jordan en Washington, BrettFavre en los Jets de NY y muchos otros) pero a la gente enamorada de las luces y los aplausos eso parece no importarles, como ejemplo en otros generos piensen en la incontable cantidad de músicos que siguen de gira en clubs de mala muerte cantando sus éxitos de hace 50 años. ¡Ya, pinches rucos, que les den su lechita y un cocol y los manden a dormir!
Pero estoy desvariando, LeBron debe retirarse ahora, tal vez estar de coach con los Lakers, tal vez de accionista minoritario en algún equipo (Tom Brady acaba de comprar parte de los Raiders, y sé que Jordan, y la fanaticada, estaría feliz si LeBron suelta unos 100 millones en Charlotte). En un cuadro más real, que se quede en Los Angeles, que le den un puesto estilo Magic Johnson y se dedique a salir como el mismo en algunas películas y series de T.V.
James es uno de los cinco mejores en la historia de la NBA. Su historia de reivindicación luego de abandonar a Cleveland, una ciudad que lo apoyo con todo, solo para regresar y traerles su primer campeonato profesional en más de 40 años es el cuento que los fanáticos gozan una y otra vez, así como sus dos campeonatos en el súper equipo que armó el Heat de Miami. Por otra parte, el último campeonato, a puerta cerrada, con los Lakers, siempre llevará un asterisco al lado debido a las circunstancias del Covid y hoy día es un hecho, pese a que juega en la temporada regular solo lo necesario para no lesionarse, la edad le pesa. Ayer, ese tiro bloqueado y la inhabilidad de defender y mantener la ventaja se hicieron notorias, el cansancio llegó y le dio un pequeño aviso “retírate ya” dijo una voz en su cabeza. Ojala le haga caso y ayude a los Lakers, fuera de la duela, a convertirse en una dinastía bien armada y no parchada, como está ahora.