Unas semanas atrás comenté que el ganador de la serie entre Filadelfia y Los Ángeles sería el probable ganador del campeonato de las Grandes Ligas. Sigo creyendo lo mismo sobre todo luego de que los Dodgers barrieran a mis pobres Cerveceros en la Serie del Campeonato de la Liga Nacional cerrando con un cuarto juego en donde Shohei Othani, indudable talento generacional, picheo cinco innings ponchando a diez bateadores y volándose la barda tres veces. Es el jugador más caro del mundo, pero desquita su sueldo.

¿Saben que equipo estuvo a punto de quedarse con Othani cuando se salió de los Serafines, pero no pudo superar la oferta de los Dodgers? Pues nada más y nada menos que los Azulejos de Toronto, con quienes se verán las caras a partir del Viernes 24 luego de que el mejor equipo de la temporada regular en la Liga Americana matara toda la ilusión de la fanaticada de Seattle y unos Marineros que llevaban 2 partidos de ventaja y ya se visualizaban en la primera Serie Mundial de su historia cuando los bates de Toronto comenzaron a tronar a partir del tercer juego, forzando la serie a siete y todavía en la séptima entrada del último partido los Marineros tenían ventaja de 2 carreras pero un jonrón de George Springer empujando a dos por delante selló la victoria definitiva para el equipo de Canadá.

Una barrida increíble y una serie con tensión hasta el último minuto nos llevan a donde estamos ahora, en la espera, y el que diga que el Beisbol no es el Rey de los Deportes pues que se compre su Trionda “replica” en la pulga y vaya a darle pelotazos a la pared… no lo necesitamos.

Ahora los Dodgers van por lo que los Yankees han tratado, y logrado algunas veces, toda su existencia, el bicampeonato a base de la nómina más alta, que no siempre es la más talentosa, pero en ese caso sí y aunque los de Toronto tienen toletes de alto nivel y todo mundo le pega, el picheo de los Dodgers ha logrado embonarse y por si fuera poco todavía tienen al veterano zurdo Clayton Kershaw, quien se retira al terminar esta serie para esperar su entrada al Salón de la fama, sentado en la banca, sin orden en la rotación, para ser utilizado “para lo que se ofrezca” según su manager.

No veo manera para Toronto de dar la sorpresa, pero en el beisbol todo puede pasar.

Por Hernán Mena
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