
La victoria de Boston sobre los Maverics de Dallas los llevó a su campeonato número 18 en la Liga más importante de Baloncesto del mundo, superando por uno a los Lakers de los Angeles y, como están las cosas ahora, es más probable que los Celtics tomen el #19 antes de que los angelinos les alcancen. Detalle laudable de este equipo fue “botar” el juego cuatro para no barrer a Dallas en su arena sino darle a los fanáticos de casa la alegría de ver la victoria en vivo.
Esta hazaña es ejemplar pues Boston lentamente construyó un gran equipo combinando con exactitud a veteranos, estrellas y jóvenes de la manera exacta y luego de tres años de quedarse en la orilla, por fin lo consiguieron. Se dice fácil, pero es un experimento complejo, hemos visto a equipos como los Nets, Filadelfia y Oklahoma, entre otros, quedarse en el intento, en la orilla, y luego deshacerse debido a la agencia libre, lo cual es parte de la naturaleza de la NBA.
Este es un equipo calibrado para ganar, con un juego metódico basado en la defensa de zona, no agresiva, y control de balón. El cuadro base es un ejemplo de trabajo en equipo, con los veteranos Al Horford y Jrue Holiday, el talento de Jaylen Brown y Jason Tatum, el apoyo de Derrick White, la adición de gente colmilluda como Kristaps Porzingis y jóvenes talentosos como P.J. Washington. Tomo tiempo llegar a donde están pero, hoy por hoy, felicidades a los Celtics, el equipo modelo para la Conferencia del Este y favorito para llegar a la final de nuevo el año que viene.
Por Hernán Mena
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