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El toletero de los Yankees por fin bateó su jonrón # 61 el pasado miércoles, empatando la marca del legendario Roger Maris la cual es muy probable que supere faltando dos series en la temporada regular, en casa frente a los Orioles y de visita contra los Rangers, dos equipos mediocres cuyo picheó no es de admirar.
Para muchos este record, el de la Liga Americana, es el único que vale, ya que el de la Nacional, de Barry Bonds con sus 71 cuadrangulares en el 2001, así como los números de Sammy Sosa y Mark McGuire, que pasaron la barrera de los 60 en aquellas batallas históricas al final del siglo pasado (98-99) y provocaron que muchos aficionados retomaran su amor por la pelota caliente son, para muchos puristas del beisbol, entre ellos el hijo del mismo Maris, no validos porque hasta la fecha están marcados por cualquier cantidad de trampas, llámese bates arreglados, esteroides y otras substancias prohibidas.
No soy purista, pero estoy de acuerdo en parte con Maris Jr. por otros motivos, en particular porque creo que McGuire es un payaso, mamilas, y que mintió en su testimonio sobre el uso de esteroides. En cuanto a Sosa, a mi parecer si fue culpable o no, ya fue castigado por los dioses del beisbol que lo mandaron con un cirujano plástico de dudosa reputación. Bonds es un caso aparte pues ejemplifica toda una época oscura de las Grandes Ligas, por supuesto que usó esteroides, pero estoy de acuerdo que entre al Salón de la Fama, aunque también no me opongo a que Pete Rose este allí aunque por otras razones.
Recordemos que durante la década de los noventa el juego más bonito del mundo comienza a perder popularidad en Estados Unidos, la gente va cada vez menos a los estadios, incluidos los de ligas menores. La MLB, que al final es un negocio, observa a un grupo particular de personas, los Hispanos, poniendo más atención al deporte y los considera una parte de su proyecto de “mantenimiento”, trayendo cada vez más jugadores, sobre todo de Dominicana, Puerto Rico y Venezuela, países con buena escuela y calidad beisbolera. Pero esto es tema de otro texto…volviendo a los esteroides.
En los noventas todo se valía, con tal de dar espectáculo la liga hacia la vista gorda a cualquier cantidad de pomadas, cremas, inyecciones “para aliviar el dolor”, “para recuperarse más rápido”, etc. Entonces, si los bateadores las usaban, es probable que los lanzadores también, y si este es el caso, entonces la competencia era justa. ¿o no? Ojo, no digo que estuviera bien, digo que si así sucedió, lo cual es muy probable, entonces Bonds y sus amigos no tenían tanta ventaja, aunque se puede argumentar que el uso de esteroides ayuda más al bateador que al pitcher.
Supongamos que esto se acabó y hoy día nadie usa ningún tipo de droga. ¿Qué me dicen de la tecnología? Recuerdo a Johan Santana, histórico lanzador de los Mellizos, declarando que usaba los videojuegos, hoy tan realistas, para ver que lanzamientos funcionaban mejor con ciertos bateadores, y eso fue hace 15 años. ¿Ustedes no creen que varios jugadores usen simuladores, además de video, para observar al rival? El beisbol siempre ha sido un deporte mañoso, desde las bolas con saliva en 1900 hasta el robo de señales ejemplificado al colmo conlos Astros con cámaras escondidas y pateando basureros en el 2017. Pregúntele a cualquier ex beisbolista si hay trampa en el beisbol, los más honestos te dirán que todo se vale mientras no te cachen.
En cuanto a Judge, bien por él, sabemos desde hace años que es un buen jugador y un caso excepcional, parece más jugador de futbol americano que beisbolista y este record, además de ayudar a los Yankees a tomar el título de su división en un año que parecía perdido, lo acerca un poco más al salón de la fama, mientras ayuda a este deporte en general pues a los fanáticos les gusta observar la historia en el momento que sucede.
Además, si los Yankees no están en los playoffs, ¿a quién vamos a odiar?