Uno de los estadios más complicados de la NFL es Lambeau Field, famoso por terribles temperaturas una vez entrado diciembre y porque en la mayoría de las ocasiones, el rival, los Empacadores, son un equipo sólido y bien entrenado. En muchos aspectos se puede decir que Green Bay es el Pittsburgh de la Conferencia Nacional.

Carolina llegó frente a un equipo que tenía, según las apuestas, dos anotaciones de ventaja estimadas para ganarles y decidió utilizar una formula sencilla que les ha funcionado esta temporada. Bryce Young estaba de regreso, pero mejor correr con el ovoíde lo más posible. Rico Dowdle caminó para 130 yardas en lo que fue un juego de estrategia.

Hubo errores de ambos lados, pero los de Green Bay fueron más costosos. Un balón suelto y una intercepción en avances que pudieron generar puntos y luego una extraña decisión de jugársela en cuarta y 4 en lugar de ir por un gol de campo, aunados a una buena labor defensiva del rival limitaron a los de casa y pese a que el novato Ryan Fitzgerald, pateador de las Panteras, falló un gol de campo durante el partido y un punto extra, pateó el definitivo de 49 yardas al final para darles a los visitantes un ajustado triunfó 16-13 que es mucho más que simbólico, es una primera victoria contra un rival difícil en un lugar difícil que tiene a los de Carolina en cinco victorias y cuatro derrotas, record ganador a mitad de la temporada, algo que los fanáticos no veían en años y levanta sus esperanzas.

Por supuesto, apenas entró el gol de campo ganador comenzaron los haters a atacar mis mensajes de texto y preguntar si por fin les daría a las Panteritas el respeto que se merecen. Como el domingo viene Nueva Orleans al Bank of America y es muy probable que se anoten una victoria más voy a guardar mis comentarios para dentro de ocho días, mientras tanto, disfruten.

Por Hernán Mena
hernanmena@lagambetasportscarolinas.com