No hay mucho que decir sobre la gran final de la NFL que se jugará en Nueva Orleans el próximo domingo por la tarde. El Súper Tazón, evento deportivo más importante del año en los Estados Unidos, espera una vez más récords de audiencia al enfrentarse el mejor equipo, en papel, de la liga, las Aguilas de Filadelfia, frente a el actual campeón que, a tumbos y gracias a tener a un mariscal y entrenador históricos, busca su tercer trofeo al hilo.
Mucho se ha comentado de una “conspiración” para que los Jefes de Kansas City se conviertan en el primer tricampeón en la historia de la NFL y la verdad, a mi parecer, no es ninguna conspiración… es un hecho.
Los números no mienten y los castigos lo dicen todo. En los últimos 11 partidos de postemporada los Jefes han recibido 36 castigos y los rivales 66. La diferencia es radical y la excusa de que son un equipo bien entrenado, que los contrincantes brincan para llegar más rápido a Mahomes, etc, son medio validas, pero no es posible una diferencia del 83% cuando en la temporada regular, los Jefes, que fueron el equipo menos castigado (empatados con Arizona y los Cargadores) recibieron 92 castigos, el promedio de la liga fue de 110 y el equipo con más castigos fueron los Jets de NY con 140. Aún con los Jets de muestra la diferencia es el 65% y en la postemporada no juegas contra los Jets sino contra equipos de mejor calidad que comenten menos errores.
Además ¿qué novedad hay sobre los árbitros ayudando a las estrellas? A Michael Jordan le marcaban fouls a su favor de manera constante. Tanto Aaron Rogers como el trampitas Brady se la pasaban hablando con los árbitros y luego les marcaban jugabas dudosas. A Aaron Judge le cantan bolas en zona de strike. Desde Maradona hasta Neymar a las ´divas´ les cantan penales tras actuaciones dudosas que a un jugador de menor cartelera no le pitarían. El deporte profesional favorece a sus estrellas para generar polémica, mantener a la afición con algo más que discutir y seguir hablando del mismo, por no mencionar a los comentaristas deportivos (ehem, ehem) a los que nos da leña para echar al fuego.
Volviendo a los Jefes de Kansas City, propiedad de la familia Hunt, fundadores de la NFL que fueran derrotados por Green Bay en el primer Súper Tazón y se llevarían su primer trofeo en la edición IV de la gran fiesta. Hoy en día son el equipo de la juventud, ídolos de los milennials, con un talento generacional en los controles, un entrenador de Salón de la Fama mandando las jugadas y el novio de Taylor Swift, gracias a la cual los ratings han subido entre las mujeres de entre 15 y 34 años de manera enorme, creando un fenómeno fabuloso para las ventas de comerciales que merece un artículo aparte. ¿En que mundo no recibiría este equipo trato preferencial de los árbitros? Más si el equipo de enfrente es Filadelfia, hogar del segundo grupo de fanáticos más odiados de la NFL (el primero son los que todavía creen en las Vacas Locas de Dallas, por si tenían dudas).
Cómo dije antes, las Aguilas son un equipo más completo, pero una jugada brillante de Patrick Mahomes, una jugada sorpresa enviada por el entrenador Andy Reid o un golpe bien sembrado al mariscal Jalen Hurts por el liniero defensivo Chris Jones, quien es tan responsable como los últimos dos de que Kansas haya llegado tan lejos, pueden, y muy probablemente, decidan el partido a favor de los futuros tricampeones.
No me molestaría que ganen los Jefes porque borraría la memoria de la pasada dinastía, que si era un grupo de auténticos bandidos, los Tranzotas de Nueva Inglaterra, pero estoy cansado de ver a Mahomes y sus amigos en cada segundo comercial cuando veo los partidos, es la razón más grande por la cual pague por la “Zona Roja” en la temporada regular. En la postemporada no hay forma de evitarlos.
Pero quiero que gane Filadelfia y de este modo bajarles un poquito los humos a los amigos de Taylor Swift así que hice la mejor jugada posible para apoyar a las Aguilitas… aposté a favor de Kansas City.
Y ustedes saben como me va con las apuestas.
Por Hernán Mena
hernanmena@lagambetasportscarolinas.com
