
La semana 1 de la NFL siempre trae sorpresas, pero ninguna puede ser peor para los fanáticos de las Carolinas que, con entrenador nuevo, gerente general nuevo, refuerzos en las áreas de mayor problema el año pasado y el mariscal Bryce Young con un poco más de colmillo (supuestamente) se vean peor que la desgracia que fueron el año pasado.
Recordemos que en la primera semana del año pasado los Santos visitaron Charlotte y, como se esperaba, se llevaron la victoria, pero los de casa dieron algo de pelea. Esta vez, en la primera jugada ofensiva Young tiró una intercepción, no por presión, no por bloqueo, simplemente porque leyó mal la jugada. La renovada línea ofensiva no sé vio mucho mejor que antes, Young se vio chamaco y desesperado durante todo el partido, entregando el ovoide una vez más. El juego por tierra, inexistente, 22 yardas para Miles Sanders y 58 totales para el equipo. Por si fuera poco, la defensiva, uno de los puntos brillantes del año pasado, no pudo contener al corredor Alvin Kamara quien se vio como en sus mejores tiempos, caminando para 83 yardas y recibiendo para 27, el mariscal Derek Carr desbarató a la secundaria y terminó con 200 yardas. Sé que no son números impresionantes, pero se deben a que, con el marcador 30-3 en el medio tiempo, la mayoría de las estrellas pudo descansar en el último cuarto.
El marcador final 47-10 lo dice todo.
Hoy toda esperanza de los aficionados parece hundirse, los expertos están pidiendo la cabeza de Young, pero es la primera semana, nada está escrito aún, pero toca mejorar, y rápido. Viene Jim Harbaugh y sus Cargadores, que tuvieron un día sin contratiempos contra los Raiders, el domingo las Panteras tienen que dar señales de vida o pueden comenzar a rodar cabezas muy pronto.
Por Hernán Mena
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