
Por Hernán Mena
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Cuando comenzó la final-final de la NBA mi predicción fue Denver en cinco juegos y… ganó Denver en cinco juegos.
Gran trabajo del joven Serbio Nikola Jokic, no sólo el jugador más valioso sino una de las más importantes superestrellas de la NBA creo que por muchos años más. Sus números promedio por partido en las finales fueron de 30 puntos, 14 rebotes y 7 asistencias. Este promedio de la “triple estadística” es el segundo más alto en una serie final de la NBA, superado solo por Wilt Chamberlain.
Este es un equipo joven que derribó muchos conceptos en cuanto a cómo armar una franquicia triunfadora. Alrededor de un joven con talento se armaron de otros jóvenes, como Jamal Murray y Michael Porter Jr. Llevó algunos años subir poco a poco a la cima de la Conferencia pero no hubo la desesperación ni el desperdicio, las contrataciones desesperadas y contratos millonarios a gente no probada o con problemas de lesiones, que otros equipos hacen para llenar el estadio en lugar de tener un proyecto a largo plazo (si sr. Jordan, le hablo a usted).
Denver aprovechó al máximo su ventana de oportunidad, con Golden State envejeciendo, los Soles a una pieza de dar pelea y los Lakers aún rearmándose, pero ojo con ambos equipos de Los Angeles y uno que otro equipo joven, como los Pelicanos, que están siguiendo los mismos pasos de los Nuggets, por lo que repetir sería casi una hazaña. Pero eso será el año que viene, hoy por hoy, a celebrar en Denver, donde solo falta que los Rockies ganen la Serie Mundial para que la ciudad tenga todos los anillos profesionales posibles.